martes, 10 de marzo de 2015

El Perdón y el olvido


Perdonar no es olvidar, es aceptar sin resentir. 

Somos imperfectos, las experiencias nos hacen aún más imperfecto a medida que se va desarrollando el ego interactuando con los demás, el ego tiene un instinto de supervivencia y territorialidad que se impone, se defiende como puede y te domina, y  si no estas atento te controla. 
Sin embargo, también tiene conciencia, y esta posibilidad le permite el discernimiento para actuar. 
Las personas se pueden equivocar pero también pueden pedir perdón. 
Perdonar desde el fondo del corazón, para que no haya nunca más ni resentimientos, ni odios ni venganza, es sublime; porque no sólo permite seguir viviendo normalmente con otros sino que también hace posible reanudar los vínculos perdidos, recuperar el equilibrio y recobrar la paz y la tranquilidad. 
El odio y el resentimiento interrumpen el libre flujo de la vida, contamina las horas con el sabor amargo de los recuerdos que no nos permiten disfrutar, nos quita la libertad y nos enferma; porque las enfermedades son expresiones de odio y resentimiento enquistadas en el cuerpo y la depresión es un ejemplo. 

Perdonar no exige poner la otra mejilla y exponerse al dolor de otra ofensa, tampoco nos obliga a ser amigos de quienes nos traicionaron. Ni amigos ni enemigos, porque se trata de seres que ya han tenido una oportunidad y la han perdido y que dejamos ir en paz deseándole lo mejor. Perdonar no quiere decir que olvidemos, porque hay que aprender de las experiencias y olvidar puede llevarnos a cometer el mismo error dos veces. 

Muchos no olvidan ni perdonan y viven sus vidas atados a los sucesos del pasado aunque sepan que el pasado no vuelve y que nada se puede cambiar. 
El Perdón además de ser una fortaleza, es uno de los ingredientes básicos para la felicidad. Según Martin Seligman, investigador de la Universidad de Pennsylvania, las personas mas felices son las que se rodean de amigos, familiares, viven a fondo la vida  cotidiana y, sobre todo, las que perdonan con mas facilidades los errores de uno mismo y de los demás. 
La idea clave del perdón es liberarse dejando de pensar en el otro y centrándose en uno mismo. Seligman " No puedes hacer daño al culpable no perdonando, pero puedes liberarte perdonándolo".  
La única manera de arreglar el Presente es volviendo al pasado. Pero aunque el pasado no es posible cambiarlo, el que no olvida a veces puede en parte remediarlo. 
Como le ocurrió a la heredera de una antigua y poderosa familia austriaca que perdió todas sus pertenencias durante la última guerra. 
A principios del siglo XX, el pintor Gustav Klimt, ganó prestigio con su arte en el ambiente de las familias adineradas de Austria, entre ellas la del millonario judío-checo Ferdinan Bloch-Bauer, que adquirió varias de sus obras. 
Durante la guerra, los nazis confiscaron todas las pertenencias del magnate, entre las que se encontraban varios cuadros de Klimt, considerado actualmente uno de los más notables del siglo pasado. 
Una sobrina de Ferdinan, María Altmann, residente en los Estados Unidos, que huyó de Austria durante la guerra y que en 2002 contaba con 89 años; como heredera de la familia, inició un juicio para recuperar los cuadros que en ese momento tenían un valor aproximado a los 135 millones de dólares. 
Fue un juicio memorable que terminó en Austria con un arreglo entre la demandante y las autoridades del museo, resultando favorecida la querellante, que pudo recuperar las valiosas pinturas. 
En este caso no hubo olvido y se logró hacer justicia, y algo de lo mucho que esa familia había perdido durante el holocausto, se pudo recuperar para beneficio de sus herederos. 

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